Armas, hacia un plan de acción

Buenos Aires, 30 de septiembre de 2003. Discurso del Presidente de AICACYP, Benso Bonadimani, en el marco de las jornadas desarrolladas en el Salón Auditorio del Congreso de la Nación Argentina.

Los días 30 de Setiembre y 1 de Octubre se desarrolló en el Salón Auditorio del Congreso de la Nación Argentina el Primer Foro Nacional «Armas Pequeñas y Ligeras: manejo y prácticas en la Argentina. Hacia un Plan de Acción.»

El encuentro fue inaugurado por el Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos Dr. Gustavo Béliz y contó con la participación de representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, del Registro Nacional de Armas, de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, tanto nacionales como provinciales, Policía Aduanera, Procuración del Tesoro y diversas Organizaciones no Gubernamentales.

En las jornadas se señaló reiteradamente la necesidad de controlar el tráfico ilícito de armas de fuego, de adecuar el código penal a los distintos tipos de infracciones que se puedan producir conforme si el usuario o las armas son legales y de normatizar el sistema de registración de las armas decomisadas en procedimientos policiales o judiciales.

Al cabo del seminario se anunció el lanzamiento de un Plan Nacional cuyos objetivos se centran en:

  • Controlar de la fabricación, uso, tenencia y portación de armas de fuego ilícitas.
  • Reformar el código penal en cuanto a la punición de actos cometidos con armas ilegales
  • Modernizar y uniformar el sistema de identificación de armas de fuego
  • Creación del Registro Nacional de Armas Decomisadas
  • Desarrollar un programa sistemático de destrucción de stocks de armas excedentes de fuerzas y armas decomisadas
  • Desarrollar un programa de concientización de la sociedad civil respecto de la violencia armada.

Uno de los expositores invitados fue nuestro Presidente, Benso Bonadimani quien desarrolló el tema «Introducción a las cuestiones de oferta y demanda y transferencia de armas».

El texto de su alocución fue el siguiente:

Para una mejor comprensión del tema que desarrollaremos es imprescindible tener presente el contexto geográfico, político, social y económico en el que se ha desenvuelto nuestro país desde sus orígenes.

Debemos remontarnos a la Revolución de Mayo para encontrar el primer censo poblacional, que incluía el rubro armas. Existían 10 armas por cada mil habitantes. Las guerras fronterizas, la creación del Ejército de Los Andes, las luchas internas entre caudillos o contra los indígenas, y años mas tarde la llegada de las corrientes inmigratorias europeas fueron los factores que contribuyeron a que la población accediera a las armas de fuego.

Sin embargo, nuestra extensa y deshabitada geografía hizo que la caza, para subsistencia primero y deporte o actividad comercial después, se constituyera, sin lugar a dudas, en una de las razones fundamentales o quizás la principal, que impulsaba a nuestros compatriotas de aquellas épocas a adquirir armas de fuego.

El Tiro Deportivo, llegado a la Argentina de la mano de las colonias suizo-piamontesas que habitaron la provincia de Entre Ríos, fue después otra de las motivaciones para adquirir armas de fuego. El primer club de tiro de nuestro país se fundó en la Colonia Suiza de San José en 1859. Este polígono decano en Sudamérica aún hoy sigue funcionando. En 1891 se funda el Tiro Federal Argentino de Buenos Aires, uno de los polígono más importante y activo de América Latina. Desde hace un siglo la COPA ARGENTINA es el máximo trofeo mundial de tiro. Actividad ésta, que ha otorgado a la Argentina una importante cantidad de medallas en el historial olímpico.

Por el lado de la oferta, la industria armera, primero estuvo a cargo de arsenales militares y en las primeras décadas del siglo XX comenzó la fabricación privada de armas. AICACYP, nuestra Asociación de Industriales y Comerciantes de Artículos para Caza y Pesca, fundada en 1939, albergó en su seno a más de 20 fábricas que desaparecieron en los últimos años como consecuencia de los cambios en los requisitos para la adquisición de armas y del ingreso de armas importadas.

Mi empresa BERSA SA, fundada en 1958 es una de las pocas excepciones a la regla general. A comienzos de los 80 afirmamos nuestra posición de líderes en Argentina y desarrollando una política exportadora comenzamos a incursionar en mercados de todo el mundo. Hoy Bersa SA junto a empresas como Lasserre SA, Fabricaciones Militares y algunos emprendimientos de menor alcance son los referentes de estos días en materia de industria armera.

La Ley Nacional 20429 del mes de mayo de 1973, creadora del Registro Nacional de Armas y su Decreto Reglamentario 395 del año 1975, prioriza a las personas antes que a los instrumentos (en este caso las armas de fuego) a la hora de autorizar su comercialización, tenencia, transporte y portación. Son las personas y no el instrumento, quienes cometen los ilícitos.

Desde ese momento la demanda de armas de fuego por parte de la población está restringida

  • Hoy no pueden adquirir armas personas menores de 21 años.
  • Hoy no pueden adquirir armas personas con antecedentes judiciales desfavorables
  • Hoy no pueden adquirir armas personas que no puedan demostrar medios de vida lícitos
  • Hoy no pueden adquirir armas personas que no posean idoneidad en el manejo de las mismas
  • Hoy no pueden adquirir armas personas que no presenten un certificado médico de aptitud psico-física
  • Y a partir del aumento de precios provocada por la devaluación la demanda se circunscribe a un determinado nivel socio-económico.

El Reempadronamiento Nacional de Armas de Fuego del año 1993 crea el Banco Nacional de Datos, desde donde se satisfacen on-line como en casi ningún otro organismo del país los requerimientos de informes de la historia de cada arma.

Las motivaciones deportivas de los adquirentes de armas, el riguroso control de la oferta que establece la Ley 20429, y un adecuado funcionamiento del Organismo de control, ha resultado una combinación exitosa. Es ínfimo el porcentaje de legítimos usuarios de armas de fuego involucrados en actos ilícitos.

Se habla de un crecimiento en la venta de armas por la inseguridad. Nuestras estadísticas demuestran lo contrario. En el primer semestre de 1993 se entregaron 115.000 formularios para registrar armas. En el mismo periodo de 2003 se entregaron 25.000 formularios. La caída es superior al 75%. Nuestra experiencia comercial indica además que el 70% de los compradores de armas, son ya tenedores de armas o fuerzas policiales. Conclusión, vemos que el incremento de usuarios es inferior al que supone la opinión pública.

La actividad comercial minorista reflejó esta caída con cierre de armerías y en la mayoría de los casos el rubro armas dejó de ser el producto más rentable, para transformarse en un producto secundario.

Aquí los números otra vez ratifican lo expuesto: en 1993 se reempadronaron más de 1200 armerías, en 2001 la página web del Organismo indica 879 y en 2003 estamos absolutamente seguros que el número es menor aún.

AICACYP, la cámara empresaria del sector llegó a tener más de medio millar de asociados. Hoy este número cayó a la mitad. La inseguridad en tanto siguió el camino inverso, no afectada por estas cuestiones. Los delincuentes no concurren a nuestras armerías ni registran sus armas en el RENAR.

Por último, algunas cuestiones que son de suma importancia a la hora de fijar un plan de acción.

La primera es que una preocupación fuerte de nuestro sector, es el tráfico ilícito de armas y las armas sin registrar en poder de ciudadanos. Frecuentemente los medios abordan esta temática y nos consultan sobre datos estadísticos concretos y el origen de ese mercado. Tampoco nosotros contamos con esta información. Sin embargo nuestro compromiso es el de apoyar firmemente toda acción dirigida a eliminar este mercado ilegal.

Repudiamos entonces enérgicamente el proceder de quienes participan del tráfico ilícito de armas de fuego creando confusión en la opinión pública sobre un tema que exige la máxima responsabilidad y un fiel cumplimiento a la normativa vigente en nuestra legislación. Sancionadas que fueron las leyes que auspiciáramos y proyectadas por los integrantes de las respectivas comisiones de estudio de las Jornadas de Derecho y Ley de Armas, es menester poner el mayor énfasis en detectar la existencia de armas no registradas, y aplicar la condigna sanción a los responsables, afirmando la acción que se ha venido observando recientemente en este sentido y procurando que la actividad de prevención detecte a los que violan las leyes penales en vigencia, y en especial modo a los que porten armas sin autorización- circunstancia que reviste hoy día una especial gravedad.

Consiente de la importancia que reviste este tema también he participado personalmente en reuniones organizadas por el Centro de las Naciones Unidas para la Paz, el desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe. Y en esos términos me expresé en el Seminario «Interacción con el sector Industrial» realizado en Panamá en noviembre pasado.

Muchas gracias.